lunes, 24 de junio de 2013

Reserva biológica del Guadiamar

WWF inicia su andadura en Doñana con la adquisición en 1964 de lo que es hoy la Reserva Biológica de Doñana y su posterior cesión al CSIC para destinarla a investigación. En 1969 compra otra finca que aún hoy conserva, la Reserva Biológica del Guadiamar, gestionada conjuntamente con la Estación Biológica de Doñana y que da a WWF una doble perspectiva en su trabajo en la comarca: la de organización ecologista y la de propietario. La adquisición de las fincas y los esfuerzos liderados por WWF y José Antonio Valverde, llevaron a que ese mismo año Doñana se declarase Parque Nacional.

La Reserva Biológica del Guadiamar se compone de 3.324 hectáreas de marisma localizadas en el corazón del Parque Nacional de Doñana. La reserva incluye dos lucios -el del Lobo y el de Mari López –que se inundan cada otoño con el agua de las lluvias y la que le aporta el caño Guadiamar, convirtiendo una enorme llanura seca en una lámina de agua donde, en años húmedos, la vista se pierde hasta el infinito. Esta marisma entonces da cobijo y alimento a 500.000 aves de los 6 millones que visitan cada año Doñana: fumareles, ánades, canasteras, avocetas, cigüeñuelas, pagazas, garzas, cigüeñas, calamones, gansos...

LA RIQUEZA DE LA RESERVA DE GUADIAMAR

Este territorio ha sido desde antiguo de gran interés por sus recursos; en el pasado se aprovechó principalmente para caza y ganadería, pero también fueron importantes la pesca, la recolección de huevos y la captura de aves; actualmente la ganadería se mantiene de forma muy controlada, con vacas mostrencas y yeguas marismeñas, razas autóctonas de la zona, y la actividad principal ha pasado a ser la investigación científica y el turismo – desde los grandes ventanales del Centro de Visitantes José Antonio Valverde se tiene una vista privilegiada de la marisma-.

Los valores naturales de la Reserva Biológica del Guadiamar, la diversidad de aves que alberga, su belleza, dependen indefectiblemente de lo que ocurra en otras zonas del Parque Nacional y en otras zonas no protegidas de Doñana. 
La transformación del entorno del Parque en tierras de cultivo, la extracción de agua subterránea o el bloqueo de las aguas que entraban por el río Guadiamar tras el vertido de Aznalcóllar, son todas actuaciones que han ido dejando mella en la marisma, reduciendo los aportes de agua, dificultando su funcionamiento natural. Fuente: WWF
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